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En este artículo os vamos a hablar de los aspectos psicológicos implicados en el proceso de reproducción asistida. Que las mujeres (y/o parejas) tienen hijos a edades cada vez más avanzadas es un hecho. Igual que es un hecho que a mayor edad, mayores son los problemas de infertilidad. Al menos en las mujeres, y es que por muy estupendas que estemos por fuera, a nivel de envejecimiento del aparato reproductor tenemos nuestra edad biológica, hayamos tenido el estilo de vida que hayamos tenido.

Múltiples estudios afirman que la calidad de los óvulos  empieza a bajar a partir de los 35 años. A partir de los 40, o incluso antes, la calidad ha podido bajar hasta el punto de ya no ser aptos para engendrar una vida.  La infertilidad también llega por  problemas en el útero, los ovarios, enfermedades genéticas,  etc.  Estos son parte de los motivos que  lleva a una mujer a no poder tener hijos.  Y que se trata, muchas veces con altos porcentajes de éxito, en los centros de reproducción asistida. Los procedimientos más frecuentemente utilizados son la fecundación in vitro (FIV) y  la inseminación artificial (IA).

La infertilidad afecta mujeres de todas las edades, con enormes deseos de ser madres, pero con grandes dificultades para conseguirlo. El momento de pedir ayuda varia mucho de una caso a otro. En caso de parejas heterosexuales es después de muchos intentos infructuosos de concebir, muchas veces durante años,  cuando la pareja se plantean pedir ayuda. Otros casos como en el caso de mujeres solteras que deciden afrontar la maternidad sin pareja, es más una decisión que se toma en un momento concreto. En cualquier caso, a partir de que se empieza a plantear recurrir a técnicas de reproducción asistida,  empieza un camino, unas veces más largo que otras, pero en todos los casos muy duro.

                                                Fases del procedimiento

  • Estudio general y ginecológico de la mujer y análisis espermático de la pareja masculina (en el caso de que la hubiese):

Hay un mito que dice que los problemas de fertilidad son mayormente femeninos. La realidad es que también hay altos índices de infertilidad en la población masculina. A nivel psicológico esta fase es de expectación y dudas. Pero también de mucha ilusión porque el proyecto de tener un hijo se ha puesto en marcha.

  • Entrega de resultados y explicación del procedimiento a emplear: 

    Aquí pueden empezar las primeras decepciones con los resultados. En un amplio porcentaje de casos hay una causa fisiológica que impide la concepción. Los efectos de conocer dicha causa varían en función de la gravedad de la causa y de la persona. Después se explica el procedimiento a seguir así como la probabilidad de éxito. Ésta varía mucho en función de la gravedad del caso, la edad etc. En muchos caso, tanta es la ilusión de la mujer y su pareja (si la hay) por tener ese hijo que la solución por muy remota que sea puede generar mucha esperanza.

  • Preparación física de la mujer para acoger al futuro embrión o a los espermatozoides:

    En esta fase se le administra a la mujer (o mujeres en caso de parejas lesbianas que se vayan a someter al método ROPA) abundante medicación hormonal. Esta medicación puede tener  abundantes efectos secundarios desde físicos como nauseas, cansancio, molestias o incluso dolor, como psicológicos. Ya que hay una mezcla de la alteración hormonal propia del tratamiento, con la mezcla de emociones que afloran a lo largo de todo el tratamiento. A nivel emocional es una fase que se lleva con ilusión y dudas, aunque también haya muchos momentos de bajones anímicos, irritabilidad, malestar y miedo.

  • Trasferencia de embriones o inseminación: 

    Si la fase anterior ha concluido bien y en el caso de la FIV se han conseguido embriones aptos, se programa una fecha para que en quirófano se les transfieran entre 1 y 3 embriones a la mujer. Es una intervención indolora en la que en la mayoría de las ocasiones no se siente nada. En caso de la IA es similar solo que se transfiere una muestra espermática en lugar de embriones. Una vez finalizada este procedimiento comienza lo que se conoce como la betaespera.

                                               La betaespera

Es  el periodo de tiempo de entre 9 y 15 días durante el cual la mujer o la pareja tendrán que esperar para conocer el resultado del procedimiento.  Es decir, si hay embarazo o no. Durante este periodo la mujer sigue con medicación hormonal. Estos 9-15 días son sin duda los más duros de todo el proceso. El deseo de tener el hijo junto con la confianza en que el procedimiento haya funcionado se mezclan con la “preparación mental” de que no haya funcionado.

Mantener el equilibrio mental entre estar lo suficientemente ilusionada, pero sin perder contacto con la realidad de que puede ser que no. Para muchas personas especialmente las mujeres, es desesperante.

Es una etapa en la que debes cuidarte como si estuvieras embarazada. Pero los efectos secundarios de la medicación son iguales que los del embarazo. Por lo que no hay manera de tener indicios de nada durante todo este tiempo de espera.

Durante las etapas anteriores hay frecuentes visitas al centro de reproducción asistida y  muchos controles del proceso de preparación. Esto genera, especialmente en la mujer, una sensación de apoyo y comprensión que ayuda a nivel psicológico. En cambio,  esta fase no hay apenas visitas a la clínica (salvo que haya algún contratiempo), la mujer empieza a acusar el cansancio del procedimiento (que dura mínimo un mes). Hay mujeres que, si tiene un trabajo muy físico o estresante, aprovechan estos días para cogerse vacaciones.  Esto puede ser beneficioso si estos días de descanso son aprovechadas para viajar o distraerse. Aunque en muchos casos lo que se prefiere es estar “tranquila” en casa…Es decir, obsesionada con cada nuevo síntoma o sensación que genere su cuerpo.

A nivel emocional es muy intenso. La obsesión, la angustia, los nervios, los bajones emocionales y la irritabilidad se entremezcla con la presencia o no de otros síntomas secundarios de la medicación o embarazo. Esto dentro de un marco en que la mujer se siente muchas veces incomprendida y más o menos sola.

                      Qué hacer durante el proceso

Para sobrellevar este proceso con mayor bienestar es muy recomendable recibir ayuda psicológica especializada. Bien sea de forma grupal o individual. Esto es algo que si bien muchos centros de reproducción asistida sí recomiendan y ofertan para ayudar al tratamiento. Otros lo omiten como si este proceso fuese algo natural. Hacer actividades que nos distraigan, llevar una vida normal en la medida de lo posible. Y tratar de no obsesionarse con los síntomas. Son recomendaciones útiles durante todo el proceso.

Un proceso de reproducción asistida, es desde el primer día hasta el último, un proceso totalmente artificial. Aunque sea  para dar lugar a algo natural, como es un embarazo. Y donde hay  gran cantidad de factores psicológicos implicados, el deseo natural de tener un hijo. Como por otro, los miedos y preocupaciones propios de someterse a un tratamiento. Esto por no contar el esfuerzo económico que en muchos casos supone.

 

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