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Terapias online, ¿ es eficaz la psicología online?

Desde que se inició la pandemia Covid-19, hace ya casi tres años, los servicios sanitarios y médicos online han proliferado de forma llamativa. Lo mismo sucede con la psicología, con un aumento muy importante de la Telepsicología, nombrada más popularmente como Terapia psicológica online, (también teléfono, chat…) que ha crecido de manera significativa frente a la terapia presencial. ¿Pero ha venido para quedarse?

Nos preguntamos en el siguiente artículo si la modalidad de terapia online, a distancia, puede afectar a la calidad de la terapia, entendiendo ésta como los aspectos que inciden en su eficacia y  en la consecución de los objetivos terapéuticos. Factores como el motivo de consulta, el enfoque terapéutico del psicólogo, los medios y/o el entorno o los prejuicios pueden jugar un papel importante a la hora de evaluar esta modalidad de servicio.

Terapia psicológica online, a debate.

Según la literatura científica, uno de los factores que más influyen en una psicoterapia exitosa es la construcción y mantenimiento de la alianza o vínculo terapéutico que se establece entre paciente y psicólogo.  Podríamos decir que es la relación de confianza y seguridad que se va generando sesión a sesión; Sin ésta no hay terapia posible; Pero, ¿Qué diferencia hay entre un vínculo terapéutico que se forja en la distancia a uno que se desarrolla en un espacio físico común?

En primer lugar, los aspectos formales de la terapia cambian; Veamos algunos pros y contras de la terapia online vs terapia presencial.

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Ventajas e inconvenientes de la terapia online vs terapia presencial

EL  VÍNCULO:

El cara a cara que se produce en la consulta puede permitir una mayor cercanía y sostén emocional para algunas personas. Esa tangibilidad, el poder mirar al terapeuta a los ojos, y la cercanía no son trasladables a la modalidad online de forma total. Para algunos pacientes, incluso el trayecto hasta la consulta llega a ser terapéutico, ya que es “su momento”, “su tiempo”, y en ocasiones ese trayecto sirve para organizar las ideas y prepararse de algún modo para la sesión.

Sin embargo, para otras puede no suponer una diferencia sustancial. Esto tiene que ver con las particularidades de cada paciente y el momento del proceso y el modelo terapéutico que vaya a utilizar el profesional en cuestión. No es lo mismo realizar una terapia online en exclusiva desde el inicio, cambiar de modalidad una vez establecido el vínculo por circunstancias que requieren adaptaciones (cambios de residencia, vacaciones, bajas médicas…) o  bien, combinar ambos formatos.  

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LA COMUNICACIÓN:

En lo que sí existe un consenso generalizado es en la cuestión de la pérdida de información en relación al lenguaje no verbal en la psicoterapia a distancia, información muy relevante en muchos casos para hacer una evaluación inicial. El profesional sólo ve que está en el campo de visión de la cámara, y toda información adicional que el paciente pudiese transmitir de forma no consciente al terapeuta, se pierde.

Del lado del paciente, las dificultades a las que se puede enfrentar, entre otras, es el hecho de no contar con un espacio propio en el que se pueda garantizar la privacidad de la sesión; Esto ocurre con frecuencia con parejas o familias que viven en pequeños apartamentos, familiares invasivos que no facilitan la intimidad de sus miembros, etc.

LA ACCESIBILIDAD:

Una de las mayores ventajas que ofrece  la terapia a distancia es que permite el acercamiento a personas con dificultades de movilidad, o que se encuentran en zonas rurales donde no hay posibilidad de atención psicológica presencial, ya sea por la escasez de oferta próxima o bien porque prefieren un profesional que no forme parte de su comunidad, para poder mantener el anonimato y la privacidad.

La clínica online también posibilita el acceso a la psicoterapia para aquellas personas que se encuentran aisladas por enfermedad, o por estar padeciendo cuadros clínicos graves, siempre que esté respaldado por un equipo multidisciplinar -al menos un psiquiatra-. Es particularmente importante para casos de depresión grave, fobia social o agorafobia, así como el tratamiento para aquellos individuos que sienten resistencia en acercarse a una institución o servicio, dadas las creencias culturales, estigmas sociales o patrones familiares que se ven inhibidos de pedir asistencia de manera presencial.

La llamada brecha digital, es decir, la falta de medios, de manejo de las nuevas tecnologías que se produce en algunas generaciones o población desfavorecida, también pueden dificultar el encuentro terapéutico en la modalidad de psicología online.

EL HORARIO:

En el formato de la psicología online a distancia se da una mayor flexibilidad tanto del psicólogo como del paciente, es decir, se amplía la disponibilidad y se posibilita el tratamiento para aquellas personas que no cuentan con el tiempo para acudir a una consulta presencial.

Aunque la mayoría de centro de psicología suelen tener un horario bastante amplio abriendo incluso sábados, es evidente que en la modalidad presencial hay que dedicar más tiempo al hecho de acudir a consulta, ya que el desplazamiento, el tráfico o incluso encontrar aparcamiento pueden ser condicionantes que nos hagan replantearnos la opción presencial.

EL COSTE:

La psicología online no ha supuesto un abaratamiento sustancial de precios frente a lo presencial, cosa que por diversas razones cabría de esperar, entre ellas, que ya no se necesita un lugar físico, una clínica o consulta para realizar las sesiones. De hecho, las tarifas de sesiones online son muy similares a las tarifas de centros con precios asequibles.

CONFIANZA:

Actualmente, existen muchas plataformas de terapia online donde el grueso de su inversión va destinada a la tecnología necesaria en poner en contacto al cliente con su terapeuta, a la estrategia comercial y al marketing. En bastantes casos, no se tiene en cuenta aspectos propios de la patología del paciente.  A la manera de una web de citas, donde se puede elegir al futuro “match”, estas organizaciones nos permiten seleccionar a nuestro psicólogo en función de gustos, incluso estéticos, obviando a veces la formación o experiencia del profesional, a golpe de click. Las compañías de seguros también están jugando un papel clave, con sus unidades de Telepsicología. Si bien en el formato presencial hay un tiempo de transición entre paciente y paciente, por ejemplo, cuando lo buscamos en la sala de espera, lo acompañamos a la puerta y hacemos una especie de puente, éste se pierde con la clínica a distancia, en el cual pasamos de uno a otro a través de un click. Es obvio que esto supone una ventaja en términos de rentabilidad, pero habría que preguntarse cómo afecta a los profesionales y si repercute en la calidad de la atención al paciente.

Por un lado, supone una mejora sustancial en accesibilidad de los tratamientos psicológicos; Por el otro, urge una mayor necesidad de investigación. La realidad es que no es fácil saber bajo qué estándares de calidad se está realizando esta práctica privada en la modalidad online. Y que los requisitos legales exigidos a los centros presenciales se diluyen en la práctica online. La realidad es que a nivel estudios, son escasas las publicaciones independientes acerca de su efectividad, debido a la amplia variedad de enfoques terapéuticos y lo heterogéneo de los pacientes.  

Desde instituciones públicas como hospitales y universidades se están realizando trabajos acotando tipo de terapia, técnica y población diana y los resultados arrojan datos positivos para  la clínica a distancia. No obstante, todavía quedan muchos supuestos por estudiar.

CONCLUSIONES: ¿FUNCIONA ENTONCES LA TERAPIA DE PSICOLOGÍA ONLINE?

Desde que la crisis sanitaria tocara a su (casi) fin, hemos notado que el porcentaje de pacientes que optan por terapia online ha descendido de forma significativa. No obstante, seguirá teniendo un peso importante en el mundo de la psicología, y el sanitario, en general. Y nos preguntábamos al inicio si hay diferencias en cuanto a la eficacia entre los dos formatos; La práctica de cualquier modalidad sanitaria requiere de cierto rigor, y en una sociedad hiperconsumista e hiperconectada, donde ciertos modelos de negocio banalizan las terapias psicológicas, especialmente en su modalidad online, cabe cuestionarse qué lugar le damos a la terapia y qué esperamos de ella. Sin duda, ir a terapia es una inversión de tiempo y dinero y una apuesta por el autocuidado, válida en cualquiera de los formatos que se elija. Con la opción presencial podemos perder tiempo en el desplazamiento a priori, pero esto puede resultar muy terapéutico para algunos pacientes, ya que en ocasiones moviliza recursos de la persona, que por el momento que atraviesan, no pueden poner en marcha: desde aspectos básicos como ducharse o moverse (al andar, conducir…), a pensar en qué quiere tratar o consultar durante la sesión o incluso qué se lleva después, facilitando la elaboración y reflexión de lo trabajado en el camino de vuelta. Si optamos por la psicología online sabemos que el acceso nos será más sencillo, inmediato y en muchas ocasiones, más fácil de encajar en nuestros estilos de vida actuales. Cierto es que la barrera digital puede ser contraproducente, pero aún así, se puede llegar a la conclusión de que en casos determinados, puede tener la misma eficacia que la psicoterapia presencial.

Todas estas preguntas las podemos plantear en el proceso de la terapia, y consensuar entre psicólogo y paciente la idoneidad de elegir la modalidad presencial o la terapia online. Desde Consulta Despertares, y nuestro equipo de psicólogos en Madrid, nuestro centro de psicología en Alcobendas, y psicólogos en Leganés, Getafe y Móstoles, apostamos por la flexibilidad y la personalización de los tratamientos teniendo en cuenta siempre las necesidades y deseos de nuestros pacientes.

Autora: María Cristóbal, psicóloga en Consulta Despertares Madrid

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