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¿Te resulta familiarmente conocida alguna de las siguientes situaciones?

  • Nuestro proyecto profesional no funciona, pero como invertimos 6.000 euros no podemos dejarlo. Hay que poner todavía más dinero para intentar sacarlo hacia adelante.
  • Llevo 3 años estudiando arquitectura y no me gusta nada la carrera. Pero ya que he empezado, la voy a terminar.
  • Me compré ese vestido hace 6 años y sólo me lo he puesto una vez, pero me costó 300 euros y no pienso venderlo por 30€ aunque no piense en volvérmelo a poner.
  • He sabido de que mi novia me estaba siendo infiel, pero la he perdonado porque llevamos 7 años juntos y no podemos terminar de esta forma.

Se trata de ejemplos de la ‘falacia del costo hundido’ , un error del pensamiento que tenemos todos las personas  y que a veces nos hace tomar decisiones que no nos convienen.

Definiendo el costo hundido

Un costo hundido es en término económico cuya definición es: un gasto que tuvo lugar en el pasado y que ya no se puede recuperar…  Este término lo podemos extender o otros gastos o inversiones mas de índole emocional…la inversión en una relación de pareja, en la realización de un trabajo o negocio, etc.

Lo que hace interesante a los costos hundidos no es el gasto en sí, sino cómo influye a la hora de tomar decisiones.

Una decisión del pasado que condiciona tu futuro

Cuantos más recursos se invierte en un proyecto vital o profesional (un negocio, una relación, una carrera universitaria…), más te involucras con él emocionalmente y más te cuesta dejarlo.

A las personas nos influye la falacia del costo hundido porque «no nos gusta perder» y lo llevamos muy mal. Y abandonar un proyecto en el que has invertido una gran cantidad de tiempo, energía y/o dinero significa asumir que nunca más recuperarás esos recursos, es algo de lo que hay que mentalizarse y asumirlo…y muchas veces no estamos dispuestos a hacerlo

No queremos aceptar la realidad, preferimos ponernos una venda en los ojos y comportarnos de forma irracional. Nos volvemos:

  • Tozudos. No queremos aceptar que hemos fracasado y nos negamos a abandonar.
  • Dramáticos: Infravaloramos las demás opciones considerando que solo hay una válida, continuar con la situación
  • Optimistas. Sobrestimamos los beneficios que nos va a reportar el proyecto en cuestión. Creemos que solo es una cuestión de tiempo que las cosas mejoren.

Actuar así es parte de nuestra naturaleza y no  podemos evitarlo. Por eso es tan difícil no dejarse influir por los costos hundidos.

El problema es que esto no nos beneficia en nada. Nos hace tomar decisiones equivocadas, o peor aún, paralizarnos durante años sin hacer nada a pesar de estar en  una situación  sin salida. Es uno de los efectos negativos de popular refrán “más vale malo conocido que bueno por conocer”.

Cómo defenderse de la falacia del costo hundido

Estas son algunas recomendaciones para evitar caer en esta pensamiento erróneo:

  • Conócete a ti mismo: Sé consciente de cómo te afectan los costos hundidos (nivel de tozudez y dramatización) a la hora de tomar una decisión. No vas a poder cambiar cómo te sientes, pero sí que puedes detectar cuándo estás siendo irracional y actuar de una manera más beneficiosa, aunque tu instinto te diga lo contrario (sí, nuestro instinto a veces se equivoca)
  • Busca siempre el lado positivo: Aunque hayas invertido muchos recursos y ya no puedas recuperarlos, seguro que has aprendido algo valioso por el camino. Viendo así las cosas, quizá te sea menos doloroso abandonar algo que no funciona.
  • Busca consejo: Pídele su opinión a alguien de confianza que no esté emocionalmente involucrado en la decisión, y que por lo tanto pueda pensar de una manera más racional

Y no olvides Tomar Decisiones es de valientes

Si te has visto reflejado en este artículo, crees y crees que no puedes tomar decisiones por ti mismo por ti mismo, la terapia psicológica será tu mejor aliado. En Consulta psicológica Despertares podemos ayudarte.

 

 

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