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Ya estamos en septiembre, y toca volver a la normalidad. Las vacaciones se han acabado para casi todos. Unos tienen que volver al trabajo, otros a estudiar, y todos a nuestros quehaceres habituales. Parece que los días de descanso y vacaciones han quedado atrás hace mucho. Pero, en realidad, solo ha pasado muy poco tiempo desde que estábamos relajados y descansando del trabajo. Los primeros días de rutina pueden ser complicados, y parecer que todo cuesta más de lo normal. Esta sensación, unida al cansancio y la dificultad a regresar a la vida normal puede deberse al llamado estrés postvacacional.

Este síndrome lo sufre bastante más gente de lo que parece. Según varios estudios, entre un 30 y un 40 por ciento de la población lo ha experimentado en algún momento tras la vuelta de vacaciones. Afecta, sobre todo, a personas de entre 25 y 40 años, aunque también a niños y personas de mediana edad. Lo bueno es que, por lo general, se suele pasar en un par de semanas como mucho.

El estrés posvacacional en el trabajo y en la pareja

Regresar a la rutina es complicado para todos: madrugones, horarios, reuniones interminables, tareas aburridas, etc. Sobre todo si las vacaciones han sido largas o tu trabajo no te gusta demasiado. Encajar de nuevo todas las piezas y funcionar como antes de las vacaciones puede costar un poco. Los primeros días es normal sentirse más lento de lo normal. Además, acostumbrados a levantarnos y acostarnos más tarde, cuesta levantarse y acostarse más temprano.

También puedes sentirte desanimado y falto de energía. Y lo mismo en la vida diaria, en casa o con tu pareja. Las vacaciones han sido un momento perfecto para salir de la rutina. Las salidas a comer y cenar, no preocuparse por las tareas del hogar ni por los horarios y, en definitiva, tener más tiempo libre, hacen que la vuelta sea más complicada.

Sentir agobio porque no llegas a todo, estar más irritable de la cuenta o parecer dominado por el mal humor son también síntomas del estrés posvacacional. Por lo tanto, es importante darse cuenta de la situación para no descargar la frustración con la familia, los amigos.

Sobre todo, hay que tener cuidado de no hacerlo con la pareja, que es probable que también esté pasando por una etapa parecida. Estar enfadados, en lugar de afrontar el regreso con calma y paciencia, solo empeorará la situación.

En caso de que te hayas ido de vacaciones sin tu pareja, al regreso a la rutina laboral habrá que unir la vuelta a la convivencia diaria. Y encajar otra vez con ella también puede costar, por muchas ganas que tengáis de veros. Por eso es importante ser conscientes de que la vuelta a la rutina siempre es complicada, en todos los aspectos. Y tratar de suavizar el regreso con unas sencillas pautas.

Cómo evitar que el estrés posvacacional se adueñe de tu vida

Para evitar, en la medida de lo posible, sufrir estrés posvacacional, o conseguir que pase lo antes posible, basta con seguir unos sencillos consejos. Eso sí, el más importante es tomárselo todo con la mayor calma y buen humor posibles.

Si las vacaciones han sido largas, es recomendable no regresar a última hora, o la noche antes de la vuelta al trabajo. Sobre todo si hay que hacer un trayecto por carretera en el que se prevén atascos. Llegarás más cansado e irritado, y es probable que no descanses bien para incorporarte al trabajo en las mejores condiciones.

Mejor volver uno o dos días antes para que, además, dé tiempo a organizar todo lo relacionado con la vuelta al hogar: hacer la compra con tranquilidad, deshacer maletas y guardarlo todo, etc. También, por qué no, para disfrutar de las últimas horas de vacaciones con un plan en pareja o un reencuentro con la familia sin prisas. Esto es más complicado si las vacaciones son muy cortas, pero, sin duda, rebaja la tensión de la vuelta.

Es importante que a tu vuelta no intentes hacer todas las tareas pendientes al mismo tiempo. Solo conseguirás agobiarte. Los primeros días de regreso a las tareas habituales conviene tomarlos con calma. Anota lo que quieres hacer y asígnales un nivel de prioridad en función de su importancia. Haz solo las imprescindibles y unos días más adelante, con más calma, llegará el momento de hacer el resto.

El descanso y la alimentación, fundamentales para evitar el estrés

Tanto el sueño como la alimentación se ven alterados durante las vacaciones. Normalmente dormimos más y cometemos algún que otro exceso cuando pasamos unos días de relax. Por eso conviene ir adaptando el organismo a los horarios y pautas de alimentación que seguimos habitualmente poco a poco. Y empezar a hacerlo unos días antes de regresar.

Para ello, puedes ir adelantando gradualmente la hora de acostarte hasta que sea similar a la que te vas a la cama los días laborables durante el resto del año. Lo mismo sucede con la hora de levantarse: adelántala gradualmente. Así te costará menos madrugar cuando vuelvas al trabajo.

En cuanto a la alimentación, ve adaptándote también poco a poco a tu rutina. Sobre todo, a los horarios. Si no, los primeros días tendrás mayor sensación de descontrol y cansancio. Y te costará menos hacerte a la vuelta.

Recuerda planificar también alguna actividad de ocio que te guste o lleves tiempo esperando poder hacer. Y si puedes, hazlo en pareja. El regreso será así menos duro, ya que tendrás algo agradable en perspectiva.

Si a pesar de todos los intentos por acabar con los síntomas del estrés postvacacional no consigues hacerlo desaparecer, y ves que pasan los días y las semanas sin apreciar suficiente mejora, puede que tu problema sea otro y que haya llegado el momento de consultar lo que te sucede con un especialista.

En Despertares podemos ayudarte a afrontar el estrés postvacacional, darte los mecanismos necesarios para dejarlo atrás, así como otros problemas que se pueden estar presentando al mismo tiempo. También para ayudarte a tomar la decisión de hacer un cambio en tu vida que has meditado durante las vacaciones si el choque con la realidad de la vuelta te reafirma en tu decisión pero no sabes cómo afrontarla.

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